Entrevista | P. Ignacio Rubio, L.C., en vísperas de su ordenación: “Desde pitufillo, quería ser sacerdote, y no dejé de repetirlo desde los tres hasta los diez años”

El P. Ignacio Rubio Hípola, L.C., será ordenado sacerdote el sábado 24 de abril en la parroquia de Santa María de Caná, en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Es la parroquia de su familia. Su parroquia y la parroquia que conoció cuando todavía era un barracón, y cuyo párroco, don Jesús Higueras, fue quizá quien más le “haya influido desde niño” en su vocación: “Desde pitufillo, quería ser sacerdote, y no dejé de repetirlo desde los tres hasta los diez años”. Ignacio, el tercero de siete hermanos, entró en el seminario menor para ser sacerdote Legionario de Cristo en 6º de primaria. Tras 20 años de camino, nos cuenta: “No me puedo sentir más pequeño, indigno, no preparado… pero la confianza está puesta en el Señor, que es quien llama y quien se compromete más”. En este día estará acompañado de toda la familia Regnum Christi, pero sobre todo de sus padres, Julia y Javier, a los que considera “un regalo inmenso del Cielo”.

Viene de una familia en la que sus padres y sus hermanos son del Regnum Christi, ¿su vocación nació en la familia con naturalidad y poco a poco, o lo suyo fue un ‘sanpablazo’?
Desde muy pequeño siempre dije que quería ser sacerdote… No tengo memoria de cuándo empezó esto… Desde muy pequeño quiere decir desde muy pequeño…: mi madre conserva algunos dibujos de mis años de preescolar (tres, cuatro años) en los que dibujaba a un sacerdote en la página intitulada “qué quieres ser de mayor”…

En mi familia y en mi casa, aunque sea una familia religiosa y del Regnum Christi, no era un tema del que se hablara, ni mis hermanos han sido nunca “especialmente píos” -¡¡de niños todavía menos!!-. Pero eso para mí es también una señal de que el Señor estaba ya allí, desde el principio, detrás de mí.

¿Cómo fue su llamada? ¿Recuerda cuándo le dijo que sí definitivamente?
Teniendo el pensamiento de ser sacerdote desde muy pequeño, y creciendo con esa idea, ha sido simplemente algo muy “fluido”… Me fui al seminario menor en la primera oportunidad que tuve (y mis padres y familia sabían que me iba a quedar…). Obviamente, la idea e ilusión del niño va madurando y se va convirtiendo en la convicción del joven –a través de los baches y las dudas de la adolescencia– y después en la seguridad del compromiso del adulto: es un sí progresivo. También hay momentos especiales que marcan ese camino: hice mis primeros votos por devoción por invitación de mi director espiritual, con 15 años, en mi último año de preparación en el Centro Vocacional antes de ir al noviciado (este fue un momento muy importante para mí delante de Jesús); la primera profesión religiosa con mis 18 recién cumplidos, fue también un momento importante… La profesión perpetua, ya después de muchas batallas y crisis muy fuertes, fue otro momento de sí al Señor muy profundo… A las puertas de la ordenación, me veo ante una renovación muy fuerte del sí al Señor, respondiendo al Sí que Él, en su fidelidad y amor, no ha dejado de darme en todos estos años… ¿El sí definitivo? Supongo que se lo daremos a la hora de la muerte, cuando venga la llamada definitiva.

¿El sí definitivo? Supongo que se lo daremos a la hora de la muerte, cuando venga la llamada definitiva

¿La vocación sacerdotal es una vocación de toda la familia? ¿Cómo la han acogido sus padres?
En cierto modo sí. Y yo no puedo estar más agradecido por el regalo inmenso que es mi familia… No solo por su apoyo, ¡sino porque sí! Es lo mejor que hay 😊.

Mis padres de alguna forma ya estaban preparados… como decía: yo, desde que era un pitufillo, decía que quería ser sacerdote y no dejé de repetirlo desde los tres hasta los diez. Cuando me fui al seminario menor (en la primera oportunidad que tuve: en aquella época se podía ingresar en sexto de primaria… Ahora ya no está permitido. En aquel entonces si se hubiera podido antes, yo me hubiera querido ir antes). Mis padres me apoyaron en todo momento… Yo, con mi ilusión de niño, no me daba cuenta de lo que les podía estar costando (con el plus de que, en ese entonces, mi hermano Javier también estaba en el seminario). Con el tiempo me fui dando cuenta del sacrificio y la enorme generosidad de mis padres. Después de varios meses -quizá años…- de que mi padre me preguntara regularmente en el teléfono si estaba contento allí, y de responderle siempre que “¡obviamente sí!”, en algún momento caí en la cuenta de todo lo que había detrás de esa pregunta que para mí era casi “de rutina”… No puedo estar más agradecido con y por mis padres y mis hermanos… ¡Son un regalo inmenso del Cielo!

El H. Ignacio Rubio, junto al Cardenal Osoro y su familia, el día de su ordenación diaconal
El H. Ignacio Rubio, junto al Cardenal Osoro y su familia, el día de su ordenación diaconal

¿Hay algún sacerdote que haya sido ejemplo para usted y le haya servido de inspiración?
Hay varios. Yo creo que, inconscientemente, don Jesús Higueras (párroco de Santa María de Caná, la parroquia de mi familia) es quizá quien más me haya influido desde niño. Era el sacerdote que yo conocía, porque era quien celebraba la misa de los domingos y a quien yo, de enano, empecé a hacer de monaguillo cuando la parroquia estaba empezando y las misas eran en un barracón… De hecho, yo me fui al seminario cuando todavía no estaba construida la actual iglesia. “Mi parroquia de Caná” fue aquel barracón.

Los padres legionarios de Cristo que estaban en el colegio aparecieron después en escena… El entonces hermano Jacobo Portillo fue mi profesor de religión en el año que hice la Primera Comunión, así que él fue quien me dio la catequesis de primera comunión. También fue él quien invitó a mi hermano a Ontaneda –lo cual abrió para mí una puerta a futuro, en cuanto tuviera la edad necesaria-. El padre Luis Nader, en esos años, empezó a invitarme todos los viernes por la tarde junto con otros chicos a tardes de formación, con juegos, oración, convivencia… no teníamos la edad para ser del ECYD, pero supongo que vivíamos algo semejante. Y la generosidad, servicialidad y entrega del P. Luis me impactaron siempre mucho…

Yo creo que, inconscientemente, don Jesús Higueras (párroco de Santa María de Caná, la parroquia de mi familia) es quizá quien más me haya influido desde niño

¿Cómo han sido sus años como seminarista? Supongo que habrá habido momentos de todo tipo. ¿Recuerda algún momento especial que haya fortalecido su decisión de decir sí a ser sacerdote?
Mis años de seminarista han tenido de todo, efectivamente. Como seminarista menor, en el Centro Vocacional de Ontaneda y Moncada, me tocó vivir los años del ‘apogeo’ de la congregación: cada año había nuevas fundaciones y los noviciados y los centros vocacionales de todo el mundo estaban desbordando de jóvenes ilusionados. Se formaban nuevos territorios… Mis años de noviciado y los primeros de religioso fueron años de noticias muy fuertes y de conocer la realidad de la vida del P. Maciel, con toda la crisis que esto supuso a todos los niveles… Fueron años muy difíciles. Los últimos años antes de la ordenación han sido años de reto y de renovación, con muchas dificultades y sufrimiento, pero también con muchas bendiciones del Señor, que es muy fiel y no nos abandona.

Me ayudó mucho mi tiempo de prácticas apostólicas como formador de jóvenes seminaristas en Alemania: veía la mano de Dios actuar y modelar a estos jóvenes estupendos y tenía el privilegio de estar disfrutando de los milagros del Señor en ellos como espectador de primera fila… Ver a Dios tocar y transformar a un joven es algo muy sagrado y muy precioso. Y como sacerdote lo estás viviendo y viendo todos los días…

Mis años de noviciado y los primeros de religioso fueron años de noticias muy fuertes y de conocer la realidad del P. Maciel, con toda la crisis que esto supuso

¿Por qué legionario de Cristo?
Porque Dios me puso aquí. Mi familia es del Regnum Christi desde antes de que yo naciera, incluso mis padres eran del Regnum Christi antes de conocerse… mi colegio de la infancia era del Regnum Christi… la primera ocasión que tuve de conocer un seminario menor fue el de los legionarios… Y el ‘enamoramiento’, el ‘imán’, el ‘enganche’ fue inmediato. En mis años de formación hacia el sacerdocio, precisamente por la historia que nos ha tocado vivir, han sido años en los que me (nos) he (hemos) tenido que confrontar continuamente con esta pregunta “¿por qué legionario de Cristo?”. El Señor sabe que no siempre ha sido fácil responder… porque en buena parte es un misterio. Pero al día de hoy es para mí muy evidente que me quiere aquí, que me quiere en este momento de nuestra historia, que me quiere parte de la renovación profunda que estamos comenzando como congregación, como familia espiritual y ahora también como Regnum Christi. Es un camino que acaba de empezar y en el que nos falta muchísimo por recorrer. Pero como decía antes, es innegable la Mano de Dios que está actuando y nos está transformando, sanando, purificando poco a poco… Y ver al Señor actuar en la Legión de Cristo y en el Regnum Christi que es la familia espiritual en la que me ha llamado, y percibir cómo actúa también en mí y me transforma y me purifica y me renueva también a mí aquí, es una confirmación de que es aquí donde me quiere en este momento precisamente.

El H. Ignacio Rubio, en la recepción de su lectorado, en Roma
El H. Ignacio Rubio, en la recepción de su lectorado, en Roma

Ha estado muy vinculado con Alemania durante sus años de seminarista. ¿Qué destacaría de este país y de su experiencia de fe? ¿Es muy diferente a la española? ¿Cómo es el Regnum Christi allí?
Es un país precioso, pero espiritualmente es un enorme desierto. La fe tradicional se va apagando muy rápidamente y en su lugar queda un vacío muy grande, ocupado por una iglesia institucionalizada y estructuralmente imponente pero vacía de vida… una teología muy intelectualista, pero vacía de fe… o simplemente el ateísmo, la indiferencia o pura ignorancia en materia de fe. A la vez, hay una sed inmensa… es una tierra que se muere de sed por el Señor… En este contexto tan duro y frío, la fe de los creyentes brilla con especial fuerza y tiene un calor y una vivacidad comparable a la de los primeros cristianos. Precisamente por la situación, el Regnum Christi aquí es muy familiar y muy vivo: son familias y jóvenes que están continuamente viviendo su fe en un mundo hostil, duro y frío… en un desierto espiritual. La conciencia del valor de la propia fe y de la comunidad-familia espiritual cobran un peso y un valor fundamental, ¡vital! No hay grandes instituciones, pero sí un gran fuego y gente muy convencida e implicada. Y también una relación muy cercana entre todos: es de verdad una familia. También esto me hace pensar mucho en cómo debía ser entre los primeros cristianos… una fe y una vida muy duras, muy contracorriente, pero muy atractivas!

En Alemania hay una sed inmensa, es una tierra que se muere de sed por el Señor… En este contexto, la fe de los creyentes es comparable a la de los primeros cristianos

¿A qué se dedica actualmente en Alemania? ¿Y cuándo ya sea sacerdote, tiene destino?
Tanto ahora como después de la ordenación, mi misión en Alemania es apoyar como responsable de la pastoral juvenil del Regnum Christi en Nord-Rhein Westfalen. Colaboro con Sarah Briemle (consagrada del Regnum Christi), que es también directora del trabajo juvenil. Y en el equipo hay otras dos consagradas (Jill Dominy y Camila Pinheiro) y los padres Karl Marurer y Klaus Einsle que también apoyan y colaboran en el trabajo con jóvenes. Además estoy haciendo un doctorado en filosofía (por la UFV y el ateneo pontificio Regina Apostolorum).

El P. Ignacio, rodeado de miembros de la familia Regnum Christi de Alemania, el día de su ordenación diaconal
El P. Ignacio, rodeado de miembros de la familia Regnum Christi de Alemania, el día de su ordenación diaconal

¿Qué papel desarrolla su comunidad a la hora de madurar la vocación cuando uno es seminarista?
La comunidad en el seminario es como una segunda familia. Después de pasar tantos años con compañeros que hacen el mismo camino y tienen la misma llamada, las mismas ilusiones y misión, se crean lazos de amistad y fraternidad que sólo son comparables con los de la familia. Esto tiene una fuerza enorme para el propio camino siguiendo al Señor… los hermanos-amigos sacerdotes son fundamentales!

¿Está nervioso a poco más de una semana de ordenarse?
No. Jajaja: ¡obvio! ¡Ni veinte años de formación te pueden ahorrar pasar por esto! No dejamos de ser hombres de carne y hueso… y esto me supera por todas partes… 😊.

El Cardenal Carlos Osoro, ordena diácono a Ignacio Rubio
El Cardenal Carlos Osoro, ordena diácono a Ignacio Rubio

Cierra una etapa de su vida y comienza otra: ¿Qué espera encontrar al otro lado? ¿Da un poco de vértigo?
Da mucho vértigo… Lo dicho: después de veinte años de preparación y formación, etc. no me puedo sentir más pequeño, indigno, “no preparado”… pero la confianza está puesta en el Señor, que es quien llama y quien se compromete más: Él es quien se encarga de que la cosa funcione al otro lado… Si no fuera así, no podría haber llegado tan lejos ni en mis mejores sueños…

Después de veinte años de preparación y formación, etc. no me puedo sentir más pequeño… pero la confianza está puesta en el Señor, que es quien llama

¿Cómo es su oración estos días? ¿Qué le dice al Señor?
Le digo que confío en Él y que aumente mi confianza, que me transforme y haga conmigo lo que Él quiera. Que me haga “ser Él”, ser otro Cristo… que Él se encargue, que Él haga todo 😊.

¿A qué está llamado el Regnum Christi y, por tanto, los Legionarios de Cristo a aportar en la Iglesia actualmente?
Creo que, además de lo que ya hemos aportado desde siempre en el campo de la formación y la educación, la evangelización y misiones, etc., a partir de nuestra historia reciente y de la renovación que estamos experimentando, podemos ayudar mucho.

¿Tiene preferencia por algún campo apostólico en especial: jóvenes, familias, formación de sacerdotes…?
¡Todos estos me parecen muy bien! Familias, formación de sacerdotes, pastoral universitaria… y ahora mismo la verdad me veo muy bien acompañando a los jóvenes.

 

PIM, PAM PUM
Ordenación sacerdotal: Don inmenso y misterio de Su Misericordia

COVID-19: conversión profunda

Apostólica: enamorarse de Jesús

Que su familia sea del Regnum Christi: un regalo inmerecido

Alemania: tierra de retos, de esperanza y de acción de Dios (promesa de vida en el desierto)

Parroquia de Santa María de Caná: casa, inicio del camino (hace veinticinco años y otra vez ahora)

Dirección Espiritual: Jesús Buen Pastor en acción

Pobreza: libertad profunda para vivir como Jesús

Legionario de Cristo: Jesús en la Cruz

Consagrada: de lo más precioso que Dios se ha podido inventar

Laico: ciudadano del Cielo

Laico consagrado: profetas a los que tenemos que ver y escuchar más

Regnum Christi: Jesús formándonos apóstoles

Cielo: Home sweet home

Jesús: mi vida, mi Amigo, mi Señor, mi Rey, mi Todo

Música: vehículo de belleza y alabanza

Tesis: necesito tiempo!!!

Sotana: mi hábito y mi mortaja

Gafas: miope perdido

Amigos: regalo y reflejo del Cielo

Un libro: Ortodoxia (Chesterton)… la Biblia (especialmente Evangelio de San Juan)

Una película: (serie “The chosen”)

Una canción: Let her go

Su personaje favorito: Gandalf y Sam (del Señor de los anillos)

Su número favorito de los Estatutos del Regnum Christi: ¡ocho!

Un número de las Constituciones de los LLCC: ¡cuatro!

La palabra que más te gusta: Jesús

Su santo favorito: La Virgen María

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